La jornada electoral en Cataluña ha dejado imágenes que pasarán a la historia. Marcadas por la pandemia, los contagiados por covid han podido votar en una hora reservada expresamente para ellos y para los contactos estrechos. Esto ha hecho, eso sí, que los miembros de las mesas se tuvieran que equipar con EPIs, mascarillas FFP2 y gafas o protectores faciales especiales.
Entre las siete y las ocho de la tarde, los positivos por coronavirus y los contactos tenían, digamos, prioridad para votar. Cada vez que se efectuaba un voto, se desinfectaban las mesas y las urnas, y evidentemente solo podía acercarse a la mesa.
En cambio, no todos los que votaron en ese intervalo de tiempo eran positivos o contactos, sino que directamente no podían hacerlo en otro momento. Por lo tanto, no era una franja reservada de manera estricta para ese grupo de contagiados.
Los miembros de las mesas todos coinciden en que "el EPI es muy agobiante y algunos explicaron que "no han recibido instrucciones directas de cómo ponérselo", simplemente se formaron a través de un folleto informativo. Cada vez que iba un contagiado a votar se desinfectaba la mesa y la urna.
Todos los centros de votación han cerrado a la misma hora, pese a que algunos habían arrancado la jornada con retraso, después de que la Junta Electoral Provincial (JEP) haya decidido no alargar el horario para emitir el voto, y se prevé que el recuento puede prolongarse más que en anteriores elecciones por el contexto de pandemia.
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